martes, 7 de febrero de 2012

El Àguila Harpìa de Chavìn

Se analizarà a la cultura Chavín, respecto a su funcionalidad como una entidad dinámica, dotada de un alma colectiva y todo el poder que ejercía gracias a las fuerzas de sus divinidades. Para ello los sacerdotes eran los personajes encargados de hacer cumplir con gran maestría esta serie de cultos, ellos representaban a los grandes especialistas en materia religiosa, complementando a su vez a figuras dominantes de la estructura teocrática, cuyo centro de poder era el recinto sagrado o centro ceremonial, que no solamente ejercían funciones económicas, administrativas y de organizadores de tareas agrícolas, o en la construcción de redes hidráulicas.

Estos en su calidad de servidores y representantes de los dioses administraban los almacenes sagrados donde se acumulaban valiosos bienes ofrecidos en señal de ofrendas. También convocaban a artesanos expertos, quienes trabajaban para satisfacer las exigencias de culto y proselitismo religioso. Estos personajes, cuya especial formación les permitía acercarse a las divinidades e interpretar y trasmitir sus deseos, lucían los símbolos del jaguar, de la anaconda o las plumas de la harpía y sentían verdadera pasión por el poder que ejercían sobre la sociedad.

Julio Cesar Tello (1929), afirma, que la imagen del dios cóndor, se halla grabado en diversas litoesculturas encontradas por él. Es así, que menciona al Cóndor de Chavín, como elemento característico y emblemático de la Cultura Chavín. Pero además, aparecerá el magnífico estudio de Eugenio Yacovleff, bajo el epígrafe: Las Falcónidas en el art y en las creencias de los antiguos Peruanos (1932). Este estudioso mencionara que la identificación de la imagen del cóndor en la religión y en el arte Chavín era incorrecta.

Pues los rasgos abstractos elaborados por los artistas, correspondían a otro modelo, ya que ellos conocían perfectamente las diferencias morfológicas entre los vultúridos (cóndor) y las falcónidas (águila), en donde jamás confundían sus caracteres físicos, ya que las diferencias son bastantes marcadas.

John H. Rowe (1962, 1973), en un detenido y sustancial estudio sobre la forma y el significado del arte Chavín, luego de analizar toda su litoescultura del centro ceremonial, llega a la conclusión de que las aves convencionalizadas que se reproducen en las estelas líticas de Chavín, pueden identificarse como águilas o halcones. Esta identificación de Rowe es muy genérica e imprecisa.

En octubre de 1968, en el Simposio sobre Chavín organizado por Dumbarton Oaks, en Washington, el arqueólogo Donald W. Lathrap y Hernán Amat Olazabal, presentaron sendos trabajos en los cuales coincidieron en la identificación de la harpía (Harpía harpyja), proponiendo que tal ave de rapiña de la selva amazónica sirvió de modelo en las representaciones del arte de Chavín (Lathrap 1971).

Esta ave, pertenece a la orden Falcónidas, Familia Accipitridos, Sub-Familia Buteoninae, Género Harpía, especie Harpía harpyja, que habita en las selvas de América Central y en la Floresta Tropical del Amazonas. Posee uñas enormes y un pico poderoso provisto de un diente cerca de la comisura, plumaje reluciente, oscuro en las partes superiores, comprendido por un penacho eréctil de la cabeza y blanco y negro en el vientre.

La cola presenta grandes bandas transversales oscuras, en los hombros sobresalen dos alulas. Esta ave construye su nido de grandes dimensiones en los arboles más altos. Los artistas eximios del Formativo andino en la ejecución de sus obras, operaban en base de tres principios fundamentales: la exactitud o fidelidad de la reproducción; la función que cumplía el modelo en su ideología; y la configuración de los patrones ceñidos a la tradición y a las exigencias del culto.

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